Este proyecto se deriva de un sueño en el que el artista se ve a sí mismo en la escalinata de una institución psiquiátrica sin poder identificar la razón, ni tampoco si es paciente, empleado o visitante. Esta sensación ambigua sobre la identidad del lugar y la del propio autor lo ha motivado a profundizar en la fundación y desmantelamiento del Manicomio General “La Castañeda”, la institución más importante en su tipo durante gran parte del siglo XX. Este hospital, edificado en la Ciudad de México bajo el régimen de Porfirio Díaz, fue parte de su proyecto conmemorativo del centenario de la Independencia de México y de su plan de modernización. En 1968, Gustavo Díaz Ordaz decidió cerrarlo y enviar a los pacientes psiquiátricos a distintos albergues ubicados en la periferia de la ciudad, como parte de su programa de “limpieza”, ya que el Distrito Federal sería sede de los Juegos Olímpicos en ese mismo año.