Desarrolla una investigación tanto histórico-social como escultórica sobre la minería en el territorio mexicano, poniendo en evidencia las tensiones formales que existen entre los actos de cavar y erigir como formas de extracción y construcción permanente y no compensada en las que la pobreza y la riqueza son inversamente proporcionales. La bitácora de trabajo, que conforma también una escultura consumible por el público, recoge analogías formales y asociaciones hechas por el artista dentro de un proceso de trabajo prolongado en el que la forma se ha ido depurando para dar cabida a experiencias traducidas en imágenes y textos breves y puntuales que revelan un entendimiento de la realidad material y social que parte de lo cotidiano, de la acción y de la renuncia a gestos estéticos desbordantes.